Dios tiene tripas. Meditaciones sobre nuestros desechos, de Laura Sofía Rivero

Es un extraño placer ese de saberse comprendido. No escuchado, no tomado en cuenta, no aceptado; no, nada de eso: comprendido. Cuando se forma ese instante de mutuo reconocimiento, de saberse uno en el otro, instante en el que toda palabra es superflua y solamente en la mirada cargada de significado se anuncia el entendimiento. Es placentero no porque el punto sobre el cual se ha coincidido sea gustoso en sí mismo, sino porque se ha logrado un contacto entrañable con el otro, más íntimo y menos frecuente incluso que el contacto carnal —que es, a su manera, otra definición de entrañable....

4 min · 827 palabras · mayo 6, 2022