Migré este blog de plataforma a inicios de año. Fue un proceso complicado y ameno para el que tuve que aprender un montón de cosas; y que me dejó con una configuración mucho más sencilla y personalizable: todo el contenido lo tengo en archivos de texto plano (markdown) y, por medio de algunos pasos técnicos que no voy a detallar aquí, pero que son la mar de entretenidos, puedo construir y modificar mi blog a voluntad.

Adjetivar de ameno el nuevo proceso de escritura y publicación es intencional: siento ganas de escribir con más frecuencia. Escribir en la interfaz de Wordpress era un fastidio y uno termina más por preocuparse de cómo lucirá en la pantalla lo escrito que realmente del contenido; lo cual es un tanto irónico (y frustrante), ya que Wordpress no permite un alto grado de personalización.

Una de las cosas que fue posible agregar al blog gracias a la reestructura fue una página de meta-estadísticas. Que ahora me divierto más escribiendo se ve reflejado en el ritmo de publicación: este año he publicado ya diecinueve entradas, contra las siete del año pasado. Y, dado que es apenas inicios de septiembre, es más preciso decir que en nueve meses he publicado más entradas que en los veinticuatro meses anteriores. Además, estoy a dos entradas de superar mi marca anual de entradas publicadas.

Por supuesto, no todo el efecto incremental se explica debido al cambio de plataforma. Correlación no implica causalidad. Hay otros componentes en juego, cuyo papel quizás no es tan evidente.

En general, mi estado de ánimo ha mejorado mucho este año respecto a lo que fueron 2021 y 2020. La alta productividad en este blog durante el último tercio de 2018 y el primero de 2019 se explica, paradójicamente, porque aquel fue un periodo de alta inestabilidad emocional. Escribir tiene muchas causas, y una es precisamente un estado de ánimo alterado o voluble. Imposible sostener por tiempos prolongados la productividad que enraiza en tierras amargas: es notorio el declive en número de entradas durante el resto de 2019 y hasta principios de este año.

Así pues, aunque ciertamente tiene un efecto directo, no es tanto el cambio de plataforma lo que catapultó mi productividad en lo tocante a este blog, sino la mejoría en mi estado de ánimo. De hecho, la misma mejoría fue precisamente la que me impulsó a migrar el blog de plataforma. Y no solamente eso: he creado otro sitio web, un pequeño subdominio de fotografías monocromáticas y he estado aprendiendo un montón de cosas nuevas y entretenidas, amén de cientos de pequeñas mejorías en tantos aspectos de mi vida cotidiana que sería fastidioso enlistar aquí.

Es importante proveer las condiciones necesarias para que el lado creativo de uno se exprese libremente. La depresión, la ansiedad, las adicciones, todo eso suena muy romántico y queda muy bien para los poetas malditos, pero sinceramente no le veo sentido a llevar una vida miserable.