De los libros de Terry Pratchett que he leído, The Wee Free Men es el primero cuyo leitmotiv es la rabia pura y dura. También es el primero de la serie de Tiffany Dolorido (Tiffany Aching en la versión original), un arco argumental dentro del universo del Mundodisco. En esta novela Pratchett amalgama su inigualable humor y habilidad para las metáforas con una rabia profunda y poderosa, a la vez que logra un libro “juvenil” (sea lo que sea que esto signifique).

Tiffany Dolorido es una niña de nueve años que ve violentada su cotidianidad en las colinas con la aparición de un mundo donde los sueños se vuelven realidad. Enfurecida, decide tomar el asunto en sus manos y solucionar los problemas que dicho mundo ha causado. Armada con una sartén. Y con un libro. Pero no estará sola, ya que los Nac Mac Feegle (unos pequeños cabrones pelirrojos, pendencieros y borrachos) se unirán a su causa. Y también un sapo.


Alrededor de Tiffany Pratchett construye rápidamente una historia muy conmovedora. Lo inusual de esta novela es el tono de enfado, de rabia contenida, que destila sus páginas. Como sucede con Ronda de Noche, en The Wee Free Men leemos a un Pratchett mucho más interesado en gritar que en dialogar, con una energía que de pronto erupciona de manera violenta, para entibiarse en el siguiente párrafo… y regresar con energías renovadas.

Si bien todos los libros de Pratchett tienen imágenes hermosas, The Wee Free Men tiene a mi juicio algunas de las más potentes. Imágenes que te hacen estremecer y preguntarte las mismas cosas que Tiffany, rabiar con ella, experimentar la amargura, la tristeza, el abandono que la invade. Apenas había comenzado la lectura cuando ya me sentía identificado con ella. En mi caso, es la rabia también una constante, muchas veces guía de mis actos.

¿Por qué tanta rabia? ¿De dónde el grito gutural, largo, estentóreo? Para cuando escribió The Wee Free Men, Pratchett se encontraba ya en la etapa más madura de su carrera literaria: el Mundodisco había evolucionado de ser una mera parodia de las historias de espada y brujería para convertirse en un universo (multiverso) por derecho propio. Su estilo ya se había afianzado: humorístico para algunos; profundo, ácido y terriblemente lúcido para otros. Para mí, ambos. Hasta más o menos unos libros antes Pratchett era más jovial; para los últimos que llegó a escribir era mucho más duro, agresivo, patético. Como bien señala Nacho en su video La filosofía en Terry Pratchett (que pueden consultar en este enlace), esta etapa de rabia coincide con el momento en que Terry recibe el diagnóstico de Alzheimer, la enfermedad que eventualmente terminaría privándonos de una de las mentes más extraordinarias de nuestros tiempos.

The Wee Free Men me ha encantado por muchísimas razones. Por sus bellas y duras imágenes. Por cómo ha logrado que me identifique (una vez más) con un personaje del Mundodisco. Porque aborda ásperos temas humanos con maestría y los plasma en forma de “literatura juvenil”, sin por ello menospreciarlos o hacerlos más digeribles. Simplemente cambia la forma, no la sustancia. Porque con esta lectura pude experimentar rabia, felicidad, tristeza, nostalgia, curiosidad. Porque The Wee Free Men llegó a mi vida en el momento preciso, porque habla de aquello que es importante y de lo que, a veces, no queremos hablar. Por su humor pratchettiano, ¡por supuesto!

Porque, leyéndolo, no podía dejar de recordar a mi abuela.

Y no he mencionado aún la brujería. Porque este libro, evidentemente, se trata de brujas. Pero, ¿qué son las brujas? ¿Unas viejas horribles que engordan niños con dulces para hornearlos después? Pratchett, como el gran subversor que es, toma el concepto de bruja y lo transforma en algo mucho más profundo, más poderoso, que nos remite sin dudarlo a la sabiduría primigenia, orgánica, verdadera. Algo de hobbit (no, no es la jovialidad) tienen las brujas en el universo pratchettiano. Si los primigenios lovecraftianos se enfrentaran a una bruja pratchettiana se verían en serios problemas. Porque las brujas son egoístas.

Poco más puedo decir de este fantástico libro. Cuando llega el momento de recomendarlo siempre me encuentro con que las palabras son insuficientes, suenan hueras en mi mente, se ven demasiado simples en la pantalla. ¿Cómo abarcar, cómo describir la enormidad que representan los sentimientos y las imágenes que evoca The Wee Free Men? Bueno, pues un hombre lo ha logrado y se llama Terry Pratchett.

Speak His Name

GNU Terry Pratchett