Una de las razones por las que la saga de videojuegos Silent Hill ha sido elevada a clásico es su música. El compositor Akira Yamaoka ha sido el genio responsable detrás de los OST de los títulos más representativos de la saga. El compositor ha logrado capturar la esencia de la atmósfera opresiva y desoladora que transmiten los videojuegos. Sus canciones son tristes, espeluznantes, deprimentes. Una de mis canciones favoritas, por su letra, su melodía y la relación que tiene con el juego que le da origen es Acceptance, incluida en el OST de Silent Hill: Shattered Memories.

La tristeza es algo que me gusta experimentar de vez en cuando. El abatimiento, las dolorosas certezas de la vida, le dan a ésta un matiz agradable, en dosis pequeñas. ¿Por qué disfrutaría alguien sentirse triste? En mi caso, debido a la sensación vivificante que provoca. No estoy siguiendo el argumento ridículo de «me lastimo para sentirme vivo», sino que, cuando llega la tristeza, la recibo con todo mi ser, el placer de experimentar la vida también se da en las situaciones deprimentes.

Silent Hill: Shattered Memories toca el tema del cambio de niño a adulto. Acceptance menciona:

Why it should matter

Your dreams of a child

Innocence is gone

Only fear to play with

Se pone de manifiesto el doloroso momento en que uno se da cuenta de que ya no es un niño, de que solamente ha quedado el miedo para jugar con él. Esta parte de la canción siempre me provoca una añoranza terrible, una nostalgia de la que no puedo desprenderme durante un rato. Los recuerdos evocados son numerosos.

Solía creer que era una persona triste. Luego, con la edad, me di cuenta que no es precisamente esa la realidad. Soy alguien que disfruta la vida, con todos sus momentos. La capacidad de sentir, física o emocionalmente, es algo que me sigue sorprendiendo. Hago eco de la postura filosófica de Wen, personaje de los libros del Mundodisco; la cual afirma que el estado verdaderamente natural es el de la sorpresa. El mundo se crea y recrea a cada instante, no de manera literal, física, se refiere al hecho de que todo está en perpetuo cambio, aun cuando dicho cambio es imperceptible a nuestros sentidos. Dado que todo está siendo recreado a cada instante por la misma naturaleza del cambio, lo que observamos es un universo que cambia a cada instante; para efectos prácticos podemos considerar que hay un universo «nuevo» cada segundo. El árbol que tus ojos ven ahora no es el mismo que tus ojos ven después de parpadear. Es un nuevo árbol. La conclusión lógica es que uno siempre está (o debería estar) sorprendido. Es el estado de la eterna sorpresa. Por ello a Wen se le conoce como El Eternamente Sorprendido.

Algo similar ocurre con la tristeza. La tristeza que sentimos ahora es una tristeza que no hemos sentido antes. Eso, y el hecho de ser capaces todavía de sentir, es lo que me maravilla. Por supuesto, ocurre lo mismo con todas las emociones humanas. Gozar del trago amargo de la tristeza es placentero en sí mismo.

El juego y la canción hablan sobre aceptar la dolorosa transición de niño a adulto. Todo el juego gira en torno a este tema y las situaciones, personajes y enemigos que se presentan tienen un objetivo, contribuyen activamente a crear la atmósfera adecuada. Shattered Memories queda como uno de mis favoritos.

¿Soy una persona triste? No. Me gusta la tristeza de la misma manera en que me gusta la felicidad, el amor, la sorpresa. Vivir, mientras hay tiempo.